Mucho se habla de la necesidad de instalación de capacidades de innovación en las organizaciones chilenas.
No podemos estar más de acuerdo, siempre y cuando se haga de manera responsable y efectiva. Vender humo prometiendo autonomía, no hace más que socavar aún más nuestra posibilidad de subir en los índices regionales en materias de innovación.
El rigor de transferir y promover autonomía con alto desempeño en el desarrollo de innovaciones es vital. Poder traspasar al mundo corporativo la sistematización y profundidad que normalmente encontramos en el mundo académico como vía para lograr ese rigor, también.
En un mundo donde la IA ya es presente, y la automatización tiende a la curva normal, las competencias esperadas en los profesionales tienden a ámbitos de creatividad y resolución de problemas, pensamiento crítico y sintético, colaboración y comunicación, adaptabilidad y flexibilidad, sinergia y liderazgo. Estamos muy lejos de perfiles centrados en solo seguir instrucciones, trabajar aisladamente y con poca o nula propuesta creativa.
¿Cómo lograr, entonces, un ambiente donde innovar sea fluido, aceptado y valorado, con seguridad para explorar y tomar decisiones de manera autónoma y colaborativa? Una manera muy efectiva, desde nuestra experiencia, es centrarse en el proceso de innovación como proceso de aprendizaje significativo y sistémico; tomar y acoger a los aprendices desde sus dimensiones actitudinales por sobre las técnicas; promover un proceso guiado por el descubrimiento.
Como sabemos que el alto desempeño en innovación se basa en la gestión eficaz de ambigüedad, incertidumbre y riesgo percibido, el desafío de promover la correcta toma de decisiones cuando nos sentimos inseguros, frustrados y con miedo a fallar requiere de (i) un proceso que guíe y sistematice las acciones de innovación de manera predecible y sostenible en el tiempo, (ii) la conformación específica de equipos enfocada en el alto de desempeño, (iii) estrategias de mediación de los facilitadores para dejar que los equipos fallen y se movilicen mediante aprendizaje basado en desafíos, (iv) la generación de un espacio seguro de exploración donde se fomente efectivamente la tolerancia al riesgo, frustración y complejidad a través de ciclos de experimentación y aprendizaje significativo, y (v) acompañamiento en el recorrido de hacer sentido individual y luego compartido de los equipos durante el proceso.
Cada una de las dimensiones involucradas en el desarrollo de innovaciones (estratégica, procesos, personas) y sus respectivas variables, deben articularse de manera sinérgica para diseñar el ambiente de aprendizaje propio, que haga sentido y fortalezca el posicionamiento corporativo y el impacto positivo en su entorno.
No nos olvidemos que las innovaciones las desarrollan las personas, ya sea en estrategias top-down o bottom-up. Es imprescindible volver nuestro foco a los individuos que ejecutan, y apoyar responsablemente su propio crecimiento en autonomía entregándoles un ambiente seguro para descubrir, explorar, experimentar, colaborar, sorprenderse y sorprender a su entorno.
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