José Manuel Morales
Socio fundador y CEO - Brinca
Corren tiempos desafiantes para Chile. En pleno momento constituyente donde el país decidirá el marco normativo e institucional para las próximas décadas, es fundamental pensar en la innovación para fomentar un país más competitivo, sostenible e inclusivo.
A nivel productivo, debemos impulsar un crecimiento económico que permita responder a las demandas que implicarán un mayor gasto social. Considerando la baja de la productividad en los últimos años, tenemos que sofisticar y diversificar nuestra estructura productiva tanto en nuestras industrias basadas en recursos naturales como en el apoyo de emprendimientos de base tecnológica. Este año Chile se posicionó en el puesto 54 en el Global Innovation Index entre 130 países, cayendo siete posiciones respecto al 2018. Sólo el 0,36% del PIB del país es destinado a I+D, muy por debajo del 2,38% del promedio de la OCDE. Sin innovación no podremos alcanzar el desarrollo.
Además, requerimos de innovación para que el crecimiento sea sustentable, respetuoso y constructivo con el medioambiente. En un contexto de cambio climático global no es posible fomentar el crecimiento económico sin tener en cuenta el uso responsable de recursos y la gestión de residuos. Actualmente vivimos en la mayor sequía que el país tenga registros. Si bien el marco legal y los derechos del agua son un tema fundamental, requerimos de innovaciones hoy que entreguen una mayor seguridad hídrica. En la agricultura, que consume cerca del 72% del agua del país, ¿cómo potenciamos el alfabetismo digital de los agricultores para incorporar tecnologías de eficiencia en el riego? En comunidades rurales que deben vivir con 50 litros de agua provenientes de camiones aljibes, ¿cómo se puede asegurar una mayor disponibilidad del recurso a través de soluciones más costo-eficientes?
Finalmente, las demandas por mayor respeto y dignidad también se relacionan con la innovación en el espacio de trabajo. Diversos estudios internacionales dan cuenta que en empresas con mayor diversidad de género existe una productividad mayor de hasta un 40% que en empresas sólo gestionadas por hombres. Además, las culturas creativas e innovadoras fomentan el bienestar de los trabajadores, sobre todo de las nuevas generaciones -millennials, centennials- que demandan espacios de trabajo abiertos, con autonomía y oportunidades de aprendizaje.
Chile requiere más que nunca de innovadores que sean capaces de observar y empatizar con las necesidades concretas de las personas; que tengan la creatividad para pensar fuera de la caja y proponer soluciones creativas y disruptivas; que muestren un sentido práctico para priorizar los proyectos con mayor factibilidad técnica, viabilidad económica y deseabilidad de los usuarios; y que tengan la honestidad de reconocer y aprender de los errores, transmitir los aprendizajes y seguir perseverando en esta ruta de hacer las cosas cada día mejor. Necesitamos de empresas dinámicas que tomen riesgos y de un Gobierno Ciudadano que piense sus servicios desde los usuarios.
Requerimos de una visión a largo plazo que contemple los pilares que sostendrán el crecimiento y el bienestar futuro de nuestro país. Chile debe dar un salto cualitativo y éste no es posible sin persistir y aumentar sus esfuerzos en innovación.